Un ojo asoma entre la “O” y la “P” y me hace una guiñada. Me
quedo largo rato contemplando, tratando de entender de qué se trata.
¿Acaso un insecto? No, era un ojo humano, seguro, un ojo marrón,
café con leche, diría. ¿Qué será? ¿O quién?
Me dispongo a averiguarlo y cuando me cuelo por la misma rendija veo
una silueta corriendo a la altura de la “U”, la persigo y la veo
girar detrás de la “T”, en dirección a la “F”, intuyendo
que quizás intentaría despistarme regresando tras sus pasos corté
camino por la “G” y la intercepté justo frente a la “V”.
Desconcertada la silueta buscó un sitio hacia donde escapar, pero ya
no había opciones, tendría que hacerme frente.
- Disculpá, ¿por qué corrés?
- Es que se supone que no tenés que verme sino hasta la semana que
viene.
- No entiendo, no te conozco, ¿o si?
- Claro, justamente, no me podés conocer hasta el momento preciso.
- No me estás explicando nada. ¿Quién sos y que hacés en mi
teclado?
- Yo soy una historia.
- ¿Como una musa o o algo así?
- Je, no, no. Una historia, un cuento.
- Bueno, se ve que me pasé de Bimbas anoche…
- No, no, al contrario, esto es real, yo soy real.
- Sigo creyendo en mi teoría.
- No, tonto, es así. Estamos todos aquí, nos estamos acomodando
porque como cambiaste de teclado tuvimos que mudarnos, por cierto,
¡qué cómodo está este!
- Gracias, lo elegí yo mismo. Pero quienes son “todos”.
- Todos nosotros, los personajes de tus cuentos, los protagonistas de
todas las historias que “se te ocurren”.
- Perdón, ¿vos estás sugiriendo que yo no inventé esos cuentos?
- Viste ese es el problema, ahora estoy hablando demasiado…
- Si, más o menos, pero no pares, ¿quiénes están?
- Todos, todos…
- Por ejemplo, ¿vos quién vendrías a ser?
- Bueno, yo en realidad todavía no soy nadie, porque no me
escribiste, ahora voy a ser una aburrida silueta que iba escapando
entre las teclas, uhh, qué emoción…
- Si no te gusta…
- No, no, está bien, sigo… originalmente iba a ser una señora que le da un billete de $ 1000 a un vendedor de churros.
- No, no, está bien, sigo… originalmente iba a ser una señora que le da un billete de $ 1000 a un vendedor de churros.
- Ese cuento ya salió…
- Si, ya sé, me lo perdí porque tuve que sacar licencia médica.
- Si, ya sé, me lo perdí porque tuve que sacar licencia médica.
- Ah.
- El tema es que ahora me reintegré y estaba tratando de llamar la
atención para que escribieras algo, estaba pensando que podría ser
algo en una playa, aprovechando el verano, no sé tomar unos
daiquiri, correr olas, aplaudir la puesta de sol…
- Que papa lo tuyo
- Bueno y capaz que le agregamos un tiburón ahí como para que tenga
un poco de emoción, digo yo, voy en la tabla y rescato una niña que
había arrastrado la corriente mar adentro. ¿No te gusta?
- No es muy de mi estilo…
- Aaaaaaay tu estilo, haceme el favor…
- Pará, pará, ¿qué te pasa? No te gusta lo que escribo
- Neee
- ¿Y entonces qué hacés acá?
- Bueno, en realidad es lo que me tocó, yo había pedido Gustavo
Espinosa, pero como recién publicó y él se toma su tiempo, y yo
necesitaba el laburo y vos sos de Treinta y Tres también y me dije
‘bueno ta, es lo que hay’.
- Serás perra
- No, no, no te voy as permitir...
- No me entendiste, vas a ser una perra, una border collie que se
escapa de la casa un 24 de diciembre en medio de los cuetes y vas a
vagar por las calles días y noches y no te van a encontrar, vas a
tener camada tras camada de cachorros con cuanto perro suelto se te
cruce y te van a apedrear y a lastimar. Vas a andar mendigando comida
en las puertas de las carnicerías y peleándote con perros más
grandes para defender tus huesos. Y así, mugrienta, lastimada y
todo, vas a tener que ganarte el cariño de alguna familia que te
adopte.
- Rencoroso…
- “Daiquiri”, así te vas a llamar, jajaja...