martes, 10 de mayo de 2016

Youtube es la cultura


Sábado 7 de mayo de 2016, 14:35, más o menos, el subte nos dejó en plaza Italia, apenas cruzar dos cebras y estaríamos (en teoría) en la puerta de entrada al predio de la Rural de Palermo, recinto que alojaba en esos momentos la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. 

Ya en el vagón al que nos tocó subir la sensación era de muchedumbre en puertas, situación que se confirmó plenamente apenas asomamos la vista a nivel del piso en la boca de salida del túnel. 

Muy difícil establecer una estimación con cierta precisión, pero de seguro allí enfrente no había menos de 50.000 personas en un entramado de colas que iban y venían, de gente con entrada y sin entrada que no sabían muy bien ni siquiera hacia cual de los accesos iba la fila en la que se ubicaron. 
 

Locura de gente para entrar a la feria del libro (a ver a Germán)


Optamos por lo que nos pareció más racional en ese momento y desistimos de permanecer en esa vorágine, no sin antes corroborar que estuvimos parados más de 40 minutos en una fila equivocada que apenas avanzó 15 metros de los más de 200 que nos separaban del más cercano de los posibles destinos.

Cruzamos de nuevo y conocimos la "Feria del libro usado" de Plaza Italia, un lugar donde potencialmente -y con paciencia- se puede encontrar casi cualquier ejemplar de un libro que se haya editado en Argentina en los últimos... en muchos años.

Aprovechamos a conocer un poco más de la capital argentina con la promesa de volver a intentarlo al día siguiente. 

La situación resultó un tanto desconcertante porque teóricamente en el momento en que peor estamos como comunidad que un evento esencialmente cultural provoque tal aglomeración no era sino una señal que podía interpretarse como positiva.

No me enteré de a qué habíamos asistido (o no asistido) hasta que volvimos a la estación de subte y recuperé la conexión wifi que generosamente (léase gratis) ofrecen a los usuarios del servicio de transporte. Ahí me enteré de todo y un bastante de aquella ilusión se me murió. El motivo de aquella locura era que iba a estar en la feria Germán Garmendia firmando su primer libro. “¿Quién?”, se preguntará el lector (o quizás no, pero haga de cuenta que sí, porque sino se pierde el efecto, vio...), pues se trata de un “youtuber”, sustantivo que proviene de Youtube, la plataforma/red social en la que se comparten videos. 

A Garmendia lo conocí hace ya unos cuantos años, (a través de la computadora, no en persona, por cierto) por intermedio de Lucía, que no paraba de ver uno tras otros sus videos en la ceibalita que generosamente (la misma idea de antes) le proporcionó el Estado. 

En una feria por la que desfilaron varios pesos pesados de la cultura de Argentina y alrededores la sensación fue un chileno que se graba a sí mismo haciendo bobadas -muchas muy graciosas si, lo reconozco- con una camarita.

Al otro día, sin Germán, la cosa fue algo más leve aunque igual hubo que hacer fila para entrar. Lo curioso es que atrás nuestro estaba una familia que estuvo tres horas (como nosotros) esperando a que abrieran las boleterías pensando que ese era el día que estaba Germán... el remate queda a cargo de cada lector.


Pepe Sánchez is back... Yeahhh!

El asunto es que entramos, recorrimos como locos, tantos libros como nadie que dedique la plenitud de su tiempo a exclusivamente leer podría llegar a ser capaz de consumir, sinceramente no creo que en algún momento anterior se haya publicado tanto como ahora. 

En cierta forma eso me levantó un poco de nuevo el ánimo, eso, la reedición de Pepe sánchez y especialmente el que Lucía no me haya pedido para entrar a tratar de conocer a Germán. ¡Chupa el perro, ueón!



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